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¿Por qué nos cuesta tanto visualizar que lo simple puede ser mejor?

Por Carlos Gaviria
Director General Softland Colombi
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Colin Chapman, fundador de los autos Lotus, fue uno de los ingenieros con mayor influencia en la industria del automóvil y las competencias de F1.  Resumía su filosofía de la siguiente manera: “simplify, then add lightness”, o “simplifica y luego quítale peso”.   Un auto con la mínima configuración y con un peso pluma podría ser más lento en las rectas que un corpulento “muscle-machine” pero sería más veloz en todas las demás partes del circuito.  Entre 1962 y 1978 Lotus ganó 7 campeonatos de constructor en la F1.

Aparentemente se trata de una forma de pensar poco común. En un estudio publicado por el Dr. Gabrielle Adams revela cómo a las personas se les dificulta el “pensamiento sustractivo”.  Cuando a un grupo de personas se les pidió mejorar algo (una estructura con fichas de LEGO, un ensayo, un campo de golf, una Universidad) tendieron a sugerir adicionar nuevas partes en vez de quitar o reducir, aún cuando las adiciones conducían a peores resultados.

Junto con otros colegas de la Universidad de Virginia (US) el Dr. Adams llevó a cabo una serie de observaciones: en una, les pedían a participantes modificar un patrón en una cuadrícula de cuadrados de colores para generar una figura simétrica. Aunque se podía llegar, de la misma forma al resultado deseado, tanto eliminando cuadrados como adicionando nuevos, el 78% de los participantes adicionó cuadrados.

Otras tareas arrojaron resultados similares.  En una prueba donde se pedía modificar una estructura con fichas de LEGO para conseguir una solución (soportar el peso de un ladrillo) solo el 7% removió fichas de la estructura.   Del mismo modo al solicitarle a un grupo de participantes mejorar un ensayo que habían escrito, solo el 16% removió palabras del ensayo.

De pronto esta tendencia a querer siempre sumar, a la hora de mejorar algo o de resolver un problema, es evidencia de un punto ciego en nuestra forma de pensar.

Todo esto se resume en que existe una nueva entrada a la larga lista de “sesgos cognitivos” que influyen la forma en que pensamos los humanos.

El premio Nobel de Ciencias Económicas del 2002 fue otorgado por demostrar que los humanos no son racionales en la manera en que los economistas habían usado este término.  En vez de pensar un problema detenidamente y llegar a una solución ideal, tienden a utilizar “atajos cognitivos” que son rápidos y la mayoría de las veces suficientemente buenos.  

La pregunta que resta es si la preferencia por el “pensamiento aditivo” es innata o aprendida.  Por lo pronto los invito a tener presente y considerar esta opción ante cualquier situación, problema o cosa que quiera mejorar.   Y termino con una corta reflexión a propósito de la crítica situación por la cual atraviesa no solo Colombia sino la mayoría de los países latinoamericanos. ¿Qué podemos quitar para solucionar los problemas que enfrentamos? ¿Cómo podemos disminuir el gasto público? ¿Se necesitan todos los congresistas, todos los funcionarios públicos? ¿Se necesitan más impuestos o menos impuestos, pero con mejor control para disminuir la evasión?   En fin, una forma diferente de ver la situación con una posible solución más armoniosa ante nuestros problemas.

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